Crash

Calificación: ***. Título original: Crash. Año de producción: 2005. Dirección: Paul Haggis. Guión: Paul Haggis y Robert Moresco. Actores: Matt Dillon, Don Cheadle, Sandra Bullock, Brendan Fraser, Thandie Newton, Ryan Phillippe, Larenz Tate, Jennifer Esposito, William Fichtner, Terrence Dashon Howard.  

El absorbente drama que vamos a presentar es consciente –quizás demasiado- de que es una película importante, un largometraje que consigue, ni más ni menos, documentar el problema del racismo en la ciudad de Los Ángeles. Sigue a una serie de habitantes del lugar, durante un par de días definitivos, hasta demostrarnos que aquel mundo (hoy, en este nuevo siglo) es un constante choque de razas dispuestas a defender sus territorios. Y va del realismo a la fábula, de la cámara al hombro a la cámara lenta, en busca de escenas que nos estremezcan, que nos prueben que la sociedad es una cadena de causas y de efectos, y que todo lo que hacemos altera la vida de los demás de alguna forma. Su título original, Crash, "colisión", resume la trama de la que seremos testigos: todos los personajes, desde el realizador de televisión que evita hablar como negro hasta el tendero persa que reclama a gritos su dignidad, descubrirán que sólo cuando tropezamos con la rabia de los otros nos damos cuenta de la rabia que nosotros mismos llevamos por dentro.

Crash no es un ensayo sobre el racismo ni una lección de comportamiento (es, por encima de todo, una buena película), pero su grandilocuencia, sus meditados reveses de fortuna y su obsesión por atar todos los cabos pueden hacerla parecer una obra fríamente calculada, una historia que ha sido inventada con el único objeto de probar la hipótesis de que el racismo es una conducta incorregible. Cada secuencia es un clímax. Cada línea un comentario de fondo sobre los pecados que cometemos sin darnos cuenta. Si no fuera por sus estupendos personajes, creados por el mismo hombre que escribió Golpes del destino e interpretados sensiblemente por un elenco de estrellas dispuestas a ser actores, nos sentiríamos frente a un sofisticado video institucional. Las pequeñas historias, los pequeños gestos de esa docena de protagonistas (la ira de la esposa del fiscal, la frustración del policía prejuicioso, la tristeza del detective chantajeado, el miedo del cerrajero latino), la salvan, por poco, de caer en lo esquemático. Y la convierten en una experiencia cinematográfica que sigue dándonos vueltas en la cabeza días después de haberla vivido.

Crash es la segunda producción dirigida por el guionista canadiense Paul Haggis. Su estructura narrativa, de drama coral, ha sido utilizada con éxito por cineastas norteamericanos tan arriesgados como Robert Altman (Nashville), Lawrence Kasdan (Gran cañón) y Paul Thomas Anderson (Magnolia), pero su mirada, que descubre que la discriminación está en nuestra naturaleza, resulta verdaderamente novedosa. No tiene nada de raro, en síntesis, que los críticos, los espectadores y los miembros de la Academia de Hollywood la hayan recibido como una de las películas más importantes del año pasado. O que sea más fácil admirarla que emocionarse con ella.