|
James Barrie iba a escribir la vida de Peter Pan pero aún no lo sabía. Era una larga mañana del Londres de 1897 y él, como todos los días, había salido de su casa, en Gloucester Road, para pasear a Porthos, su gigantesco perro San Bernardo, por los jardines de Kensington. Cuando llegó al parque, y la mascota comenzó a saltar por todas partes, Barrie se sentó en una de las bancas, y un rato después, como si se tratara de un milagro, se encontró cara a cara con un par de niños. Se llamaban George y Jack Davies....[Leer más] |
|