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Diario de Semana Santa (1997)

 
Es la Semana Santa de 1997. Pienso en una especie de viaje a la semilla. Pienso en un ponerse en contacto con el propio sistema nervioso. Pienso en un viaje (un viacrucis, acaso) que parece ser el verdadero aprendizaje. Cada vez que pienso en este territorio, en la selva azul de la obra poética de Angel Marcel, pienso en cada ser humano que escribe y de inmediato pienso en los Maestros, como si mi sangre, que es una forma de decir "algo subterráneo dentro de mí", como si mi sangre descubriera, en contra de mis planes, que ser Maestro y Escritor es ser lo mismo. ...[Leer más]
 
 

Torre de Babel en la pantalla (1998)

 
Cara: Según las profecías de los teóricos el horizonte de la literatura es confuso y desesperanzador: el hombre no es el mismo de antes, ha llegado al límite de sus nervios y ya no puede ser narrado sino mediante textos más libres, respetuosos y complejos que los que conocemos. Los tiempos han cambiado: el mundo de Gutenberg ha doblado la esquina, hemos perdido el hábito de la lectura de los libros, hemos descubierto el fracaso de nuestras palabras, hemos hallado en las redes de la tecnología una nueva torre de Babel y aquel que mire atrás se convertirá en un lamentable ser de piedra. ...[Leer más]
 
 

25 años de soledad (2008)

 
25 años de soledad (2008)
Porque todo era superior a sus fuerzas, porque la vida se le iba diciendo “no puedo más con la vejez de mi adolescencia”, el escritor caleño Andrés Caicedo se suicidó el 4 de marzo de 1977. Editaba la revista Ojo al cine en una época que no lo volteaba a mirar. Había redactado la novela contagiosa ¡Que viva la música! en un país al que le costaba reconocer que quedaba en el mundo. Y tenía muchos años más de los que su sensibilidad podía soportar: 25 años de soledad. ...[Leer más]
 
 

Un día en la peluquería

 
Los peluqueros son como los dentistas, pero nobles. Tienen la bata impecable, los envidiables instrumentos de trabajo y la vocación que resulta difícil de entender, sí, pero no disfrutan con la sangre, no lanzan sonrisas diabólicas mientras trabajan y no emiten sentencias implacables sobre nuestro futuro. Sus tijeras producen un pequeño sonido, hecho de jotas y de eses, y no ese ronroneo aterrador que viene de las máquinas odontológicas....[Leer más]
 
 

Requiem por las mascotas

 
Los restaurantes y los bancos de hoy se avergüenzan de sus propias mascotas. O al menos eso parece. Es como si todos los negocios hubieran madurado y ya no quisieran saber nada de nada. Como si le dieran la espalda a ese tiempo cuando su única estrategia, para captar la atención de nuevos clientes y conservar la de los más antiguos, consistía en presentarnos a un muñequito sonriente y emprendedor que estaba dispuesto a darnos la mano en los momentos difíciles....[Leer más]
 
 

Alfabeto

 
A es de un año nuevo que va a cargar a cuestas uno viejo, el siniestro 2008, que probó en todos los tonos que eran ciertos nuestros temores más irracionales, que puso en evidencia que pronto tendremos que hablar en clave por teléfono, que dejó en claro que si viéramos las cosas desde arriba, si tuviéramos a mano la verdad, nos despediríamos de nuestras pretensiones de democracia como se despide en una funeraria a un pariente que nadie pensó que iba a morir....[Leer más]
 
 

DMG

 
“Al colombiano le gusta la plata fácil”. “Tenemos que deshacernos de esta cultura mafiosa”. “La gente es tan ambiciosa que prefiere meter los ahorros en una pirámide”. “Eso les pasa por idiotas”. “Eso les pasa por tramposos”. “Cada quién se labra su propia suerte”. Se cumplen seis meses, ya, de sentencias de semejante calibre: frases destempladas como las tizas que se que parten en un pizarrón o las uñas que se liman en una sala de espera. Yo he tratado de entender, todo este tiempo, por qué esos pensamientos en voz alta me enervan tanto como los comentarios del Papa sobre el condón o la propuesta de convertir la seguridad democrática en una política de estado. Y ya sé. Ya sé por qué. Porque son oraciones que sólo tienen predicado. Porque son mentiras. ¿Qué puede importarle a Dios que un pobre cristiano se ponga un preservativo? ¿No está clara en la Constitución Política de Colombia que el estado debe garantizar la seguridad de los ciudadanos? ¿No nos encantaría a todos ganarnos la plata del mes sin perder todas las fuerzas en el proceso?...[Leer más]
 
 

Fe en la fe

 
Ya estuvo bien de pragmatismo. Es tiempo, de nuevo, de creer en ciertas cosas. Llevamos un buen rato encogiéndonos de hombros ante la realidad. Y es hora de volver a ser humanos. Nos hemos vuelto viejos hastiados que no le piden nada a lo que falta de la vida. Decimos “¿qué esperar?”, “¿por qué esperar?”, “¿para qué esperar?” en una voz tan baja que se parece al silencio. Sabemos de memoria cómo funciona el mundo: los libros denuncian su impiedad, las películas revelan su mezquindad, los periódicos trazan día a día, así no lo sepan, el trayecto de su corrupción. Se nos ha probado hasta la saciedad que el camino más corto a la tranquilidad es dejarlo todo como está, permitir que el perro duerma, no alborotar el avispero. Don Quijote se lo dice a Sancho: “peor es meneallo”. Y así, en puntillas, recorremos nuestras biografías....[Leer más]
 
 

Oveja Negra

 
Hace muchos años, cuando los malos pasos aún producían vergüenza, Oveja Negra fue una editorial verdaderamente importante. Sus libros no fueron nunca los más bonitos de las librerías: el diseño aspiraba a una elegancia que jamás lograba, las portadas fallaban siempre en el intento de alcanzar la originalidad, la letra solía estar apeñuscada. Pero eran buenos libros. Y todos teníamos en la casa una docena. Porque Oveja Negra, antes de ser esta impresora apurada que manda a las calles documentos escandalosos, antes de convertirse en esta encuadernadora de textos sin pies ni cabeza que salen a la luz sin haber sido corregidos, publicaba los clásicos de todas las literaturas de todos los lugares de occidente, daba a conocer a los autores latinoamericanos que no podían evitarse, diseñaba colecciones maravillosas empastadas en cuero que ponían al día en aquellas noticias del mundo que jamás llegan a los periódicos....[Leer más]
 
 

Liberen a Yidis

 
Liberen a Yidis. Libérenla ya, como a la triste ballena de la película, ahora que ha sido probado que confesó un delito que no cometió. El diligente señor procurador, un hombre tenso que aspira a contener su moral recalcitrante gracias a las tirantas de la ley, ha llegado a la conclusión de que nadie cometió con ella el “cohecho propio” por el que fue condenada a varios años de prisión. ...[Leer más]
 
 

Páginas sociales

 
Sigo donde iba. Sale el autor del best séller El cartel de los sapos, en no sé qué revista, en no sé qué sección, mientras emprende una caminata relajada por Miami al lado de la glamorosa actriz Sofía Vergara. Ya que ha pasado de pequeño narcotraficante a guionista de series de televisión, gracias al éxito de sus memorias supuestamente escandalosas, puede ser que solamente estén conversando sobre la posibilidad de que ella protagonice el dramatizado en el que él tiene en mente contar la vida de las abnegadas mujeres de la mafia. ...[Leer más]
 
 

El mundo al revés

 
Quizás no entiendo bien el problema, pero ¿por qué muestran en todos los noticieros las nuevas cámaras antirrobos?, ¿por qué nos dicen la dirección exacta del lugar en donde acaban de instalarlas?, ¿el mensaje es “queridos hampones: si van a atracar, atraquen en la cuadra de al lado”? Sí, puede tratarse de una estrategia. Puede ser una forma de decir “estamos preparados para enfrentar a la delincuencia” y “no robe: lo atraparemos”....[Leer más]
 
 

La música de la memoria: La redención del hombre de la capa

 
Iba y venía. Estaba en la memoria de Paul Simon. Era la historia del hombre de la capa, y siempre, siempre que la recordaba, ante semejante panorama de miserias, injusticias y tragedias, le traía a la mente la pregunta de si en verdad serían posibles el perdón y la redención en este mundo...[Leer más]
 
 

Generación.net

 
La verdad es que el mundo no se va a acabar. La verdad, después de toda la histeria, más allá de los escándalos y la santiguadera, a pesar de las prohibiciones, las advertencias y los regaños de los padres, los lideres religiosos y los profesores, es que el mundo siempre será aquel dado roído hasta la redondez que César Vallejo denunciaba, esa ficción que según Jorge Luis Borges iba y venía de la biblioteca, ese infierno lluvioso en el que, según Ernesto Sabato, no obstante cada una de las evidencias, conservamos la esperanza, ese lugar en donde respiramos, caminamos de una esquina a la otra y nos enamoramos....[Leer más]
 
 

Aterciopelados: son como son

 
Las primeras planas de los periódicos han amanecido invadidas por los discursos patrioteros que se han puesto de moda, por una manada de chismes sobre estrellas egocéntricas que sienten nostalgia del primer mundo, por un arrume de entrevistas a tipos condescendientes que no dicen lo que piensan. Así que esta vieja casona del bogotanísimo barrio Teausaquillo, este lugar manso en el que la banda Aterciopelados está a punto de ensayar las canciones que interpretará en el lanzamiento de su nuevo álbum, es el refugio ideal para pasar la mañana del martes 10 de marzo....[Leer más]
 
 

© 1992-2024, Ricardo Silva Romero